¡Buenos días ruteros!
¡Ya ha llegado el viernes! Una
semana corta, ¿no? Pues bien, hoy terminamos la semana con una entrevista muy
especial.
Como ya sabéis, Castro Urdiales
es un pueblo pesquero con mucho encanto, y como buena sede de los pescadores,
durante nuestra estada ahí decidimos conocer más sobre la vida de los pescadores
y entrevistamos a Aitor. Aitor es un pescador vasco de 50 años, y desde aquí le
mandamos un fuerte abrazo ya que fue de lo más simpático y ¡hasta nos enseñó de
primera mano cómo se pesca!
¿Por qué decidiste ser pescador?
Como muchos pescadores, esto es
una cosa de familia. Mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre fueron pescadores. Yo
aprendí el oficio desde que era un niño, todos los fines de semana y durante las vacaciones, acompañaba a
mi padre a pescar. Aunque algunos piensen que estaba condenado a ser pescador,
yo soy feliz siéndolo y no me imagino vivir de otra forma. Es mi pasión, mi
vida.
¿Por qué el mar te hace tan feliz?
El lugar donde te has criado
siempre es algo importante en la vida, ¿no? Pues el mar ha sido mi hogar. En él
me siento tranquilo, el movimiento de las olas pone mi cuerpo en un modo de relajación. A veces, ¡hasta me siento desequilibrado en tierra firme! jajajaja El mar me
da la paz.
¿Te imaginas vivir en una gran ciudad como Barcelona?
UFF! ¡Ni en sueños! No aguantaría
ni un día. Tengo una cuñada viviendo ahí, y las pasadas Navidades fuimos a
pasar un fin de semana. Con 5 minutos tuve suficiente. Nunca había visto tantos
coches, ¡que estrés! jajajajaja
¿Tienes hijos? ¿Te gustaría que siguieran con la profesión?
Sí, tengo 2 hijos. Un niño y una
niña. El chico tiene 18 y la niña 16. El mayor quiere ser informático y la
pequeña decoradora de interiores. Aunque me hubiera gustado que siguieran con
el oficio familiar, prefiero que sean felices haciendo lo que de verdad les
gusta. Muy a menudo salimos a pescar juntos, y para mí, eso ya es más que
suficiente.
Hablando con Aitor descubrimos
que la pesca no es solo un trabajo, sino que también es una forma de vivir y
ver la vida. Fue un placer conocerle. ¡Un saludo enorme!
Y a vosotros os vemos el lunes,
¡no nos falléis!
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